Hoy por la madrugada alucinaba y mi cabeza daba vueltas, los estragos de las develadas recurrentes me están haciendo efecto, la euforia me tiene alucinado, y es por tu ausencia, esos huecos, esos momentos y esos espacios de vida, de tiempo, de emociones los lleno con actividades superfluas, vanales, de esas que no son bonitas, y que alimentan mi alma, y mi corazón, sin embargo, hoy por la madrugada soñé poco, soñaba con Sócrates, de su constante mayéutica y su afán por fastidiar a los demás, dormí poco y soñé mucho, lo reconozco, te extraño, de vez en cuando te evoco, y no quiero hacerlo tan recurrente para que no abuses de mis sentimientos, de que todavía me duele tu espacio, tu tiempo, tus emociones, tus besos, tus caricias y tus sensaciones... y eso me hace daño, así que me lleno de trabajo, estoy eufórico.
Hoy por la mañana desperté con más ánimo, llevaba a Sócrates en la mente, me fui al trabajo decidido a compartir un poco de su vida un esbozo de su existencia, y el resultado fue más que trazos y líneas, fue revivir instantes de su ser y su filosofía. Eso me agrada, el tiempo vuela cuando trazo, cuando dibujo, y me vale lo que digan, no soy la octava maravilla dibujando, cuando terminé los 100 minutos destinados a revivir a este filósofo se habían difuminado imperceptiblemente...
Y aún en mis momentos de stand by... te extraño mil chingos!
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